Representa el Infierno blanco de Piz Palü (1929)
Story
Explora el legado artístico de Leni Riefenstahl y sus complejos vínculos con el régimen nazi, yuxtaponiendo su autorretrato con evidencia que apunta a una conciencia de las atrocidades del régimen. ¿Puede la propaganda despreciable ser gran arte? Esta es una pregunta que siempre se formulará cuando se hable del trabajo de la directora alemana Leni Riefenstahl. Es admirada como una de las mejores directoras alemanas de todos los tiempos (como Quentin Tarantino), pero también despreciada por hacer del Tercer Reich un fenómeno glamoroso.
La propia Riefenstahl siempre negó que ella misma fuera nazi
En su opinión, era una artista que trabajaba para Hitler. En las entrevistas, siempre insistió en que no era consciente de los crímenes del régimen. Después de su muerte en 2003, esta imagen autocreada se hizo añicos rápidamente. El contraste entre sus declaraciones y los hechos históricos fue el tema del reciente documental televisivo ‘Riefenstahl – El fin de un mito’ y se exploró más a fondo en el documental ‘Riefenstahl’.
Esta investigación muestra aún más claramente lo manipuladora que era Riefenstahl
El director Andres Veiel revisó minuciosamente todo su patrimonio, buscando cartas, recortes de periódicos y documentos oficiales para contrastar las palabras de Riefenstahl con la realidad. Pero al mismo tiempo, es muy fascinante ver cómo su enorme ego y su ambición intrépida ayudaron a forjar su lugar en la historia del cine. En una sesión de preguntas y respuestas durante el Festival de Cine de Gante, Veiel dijo que inicialmente quería crear un avatar de Riefenstahl en su película, una Leni alternativa, creada a partir de cartas personales y fragmentos de diario de su legado. Pero al final el material en sí era tan claro que podía hablar por sí solo.
La película contiene un tesoro de material histórico
No hay duda de que Riefenstahl sentía una profunda simpatía y admiración por el movimiento nazi. Veiel demostró de forma convincente que su propia visión del mundo coincidía plenamente con la ideología nazi. Las grabaciones de entrevistas televisivas, realizadas con las cámaras encendidas mientras se interrumpía la entrevista, son muy reveladoras. Riefenstahl se enfada mucho una y otra vez cuando se le cuestiona su responsabilidad como artista y su implicación en el movimiento nazi.
El propio Andres Veiel considera que su película es una lección para hoy
Pero aún más reveladoras son las conversaciones telefónicas grabadas que Riefenstahl mantuvo con sus numerosos admiradores. Siempre que se ponía en duda su integridad artística, recibía cartas de apoyo y llamadas telefónicas de simpatía. Muchos alemanes coincidieron en que en los años 30 era muy difícil resistirse al movimiento nazi y que los partidarios pasivos de Hitler eran juzgados con demasiada dureza. La capacidad de Riefenstahl para recrear su propia imagen y moldear el pasado en su beneficio es similar a la plétora de noticias falsas creadas por populistas como Donald Trump.